Hoy me ha superado, la tristeza ha ganado la batalla. No he guardado la maleta en el vagón del ave, las habituales horas de paisajes que me invitan a la reflexión son ahora una una nube que deambula por mi cabeza.
Septiembre, mes de comienzos e ilusiones, mes que convierte el agotamiento del trabajo en pura energía. No lo puedo evitar, la más bonita de las envidias se ha apoderado de mí. Hace 4 años que me cambiasteis la vida, que completasteis mis carencias, que allanasteis mis montañas y que me descubristeis el apasionante mundo de la amistad. Siempre supe que tarde o temprano nos tocaría, nunca imaginé ser el primero. Le agradezco a la vida la oportunidad que me ha ofrecido, pero no le perdonaré nunca el haberme privado de disfrutar otro año con vuestra presencia y vuestra amistad. No serán escasas mis visitas, ni será tenue mi intensidad en forma de cariño y risas cuando os tenga delante. Estoy orgulloso de todos y cada uno de vosotros, de lo que conseguís y de lo que avanzáis. Los resultados os van a llegar porque no merecéis menos. Os quiero, sois faros de luz en mi océano de dudas.
Madrid, no me olvido de ti, de tu claridad y de tu sombra, de tu mirada y tu pesar. Hay que saber quererte, hay que saber tratarte. Me has regalado vida, amor y experiencia. Mi rincón favorito se queda contigo, cuídalo y traduce su vitalidad en la más absoluta de las felicidades. Lo buena que está la tortilla en casa Paco, lo ricas que están las patatas en Gandarío y lo mucho que voy a echar de menos estar en la Capital de mi mundo.

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